Por Ramallo Meis
Después de cuatro años sin poder
disfrutar del tan anhelado viaje de cada año, por fin llegó. Usuarios del
Centro de Día Amencer-Aspace, de Campolongo, de Lourizán y de Villagarcía nos
fuimos al hotel Troncoso en SanXenxo. Fue el viaje que necesitábamos, el viaje
de la entrega, alegría y de las risas.
Durante 7 días el reflejo de nuestras caras, era pura felicidad, mañanas, tardes, noches y madrugadas llenas de carcajadas, de compartir momentos inolvidables, de bailes, fiesta, canciones, sorpresas, abrazos, baños obligados en la piscina, hasta, y alguna lágrima. En la piscina, en definitiva, de vivir. Sin desperdiciar ni un segundo la entrega fue total, tanto por nuestra parte, como por la de los profesionales y voluntarios que nos acompañaron. Me atrevo a decir que, formamos el mejor equipo, es difícil describir con palabras todo lo que sentimos, todo lo que disfrutamos.
Y como en nuestros viajes, nos
saltamos todos los obstáculos, nunca mejor dicho, para comenzar a lo grande, un buen aperitivo, una noche nos fuimos a Barrantes, a la fiesta
del vino tinto, a ver al Combo Dominicano y allí lo dimos todo, celebrando el
cumple de nuestro Diego. Otra noche, cambiamos de dirección y nos atrevimos con
la marcha de un pub de Villagarcía. También, de visitas culturales, al Grove,
Cambados y a Toxa.
Cada noche para compensar y mover las calorías de las cenas, un par de horas en la disco del hotel, dónde nos dejamos llevar por las letras de las canciones, y aprovechamos para sacudir el sueño, porque después venía lo mejor. Y lo mejor fue: compartir los mejores momentos hasta la madrugada, en la terraza de la piscina, cada uno acurrucado en su silla, algunos con la mantita de abuela incluida, charlando, y como bien dice la canción, bebiendo, fumando y sin parar de reír. Pero me atrevo a decir que para todos, fue mucho más que eso, compartir historias, experiencias, recuerdos, nos hicieron revivir toda una vida juntos, muchos nos dimos cuenta de que la felicidad, sí existe y que aunque hay personas maravillosas que generan esa felicidad, también depende de uno decir, ya me toca, es mi momento.
Alguien me dijo con un brillo
especial en los ojos, que este viaje fue excepcional, y eso me gustó mucho,
porque hizo que me alegrara mucho más, de estar ahí. Me encantó una frase que
dijo uno de mi compañero Alonso, muy cierta, “Para dormir, ya tenemos todo el
año” dicen que la felicidad, son pequeños momentos, por eso nosotros los
disfrutamos como nadie, sabemos muy bien el gran valor, que tiene cada momento.
La última noche, ¡joo…! Yo no sé cómo describir tanta emoción, Rosa, muestra coordinadora y el pilar fundamental de los viajes, nos dijo que nos vistiéramos para la ocasión y que fuéramos puntuales con la cena porque había una gran sorpresa después, ¡¡¡ y tanto!!!.
Bajamos a la disco del hotel, y nos
esperaban dos chicos con una sonrisa llena de admiración, el grupo R que R.
Acompañados de un saxo y una guitarra, nos regalaron un concierto fantástico,
regalo de parte de Rosana Sánchez, antigua coordinadora de Centros de Día.
El repertorio fue variado, y acorde
con la edad de la mayoría de los allí presentes, je, je. Y una vez más, nos
dejamos llevar por la desvergüenza y hasta la última letra de cada canción
salió de nuestras gargantas. Pero tengo que destacar, a dos voces revelación,
mis compañeros Jose Pita y Robert, que nos dejaron sin palabras y al borde de
las lágrimas al verlos cantar a viva voz, acompañados por Raúl el cantante del grupo.
Fue genial.
Pero aún quedaba mucha noche y mucha
emoción por delante, nos esperaba
nuestra terraza para darnos el toque más emocionante, después de la locura
viene la calma. Nuestra super Rosa, y nuestro super Dire David, nos tenían
preparadas unas palabritas para cada uno, mientras nos ponían la insignia del
viaje en forma de pulsera de la suerte. Y de regalo, un abrazo de esos que te
encojen el alma, y así esperamos la última madrugada en el Troncoso.
Muchísimas Gracias, a todo el
personal del hotel, por tanta amabilidad, implicación y buen trabajo, hacernos
sentir como en nuestra casa Amencer.
Al mejor equipo del mundo, ya está
todo dicho y de muchas maneras, MILLONES DE GRACIAS POR DARNOS TANTA VIDA.
PALABRA DE MEIS
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