viernes, 20 de noviembre de 2015

UNA VISITA ENTRAÑABLE



Por

José Sergio González Rodríguez

Ayer jueves los usuarios del centro de día Amencer recibimos la invitación de dos integrantes de la asociación AGAELA, destinada a la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas por la ELA (Esclerosis  Lateral Amiotrofia), una enfermedad considerada rara, pues son muy pocos los casos que se dan en la población. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las neuronas motoras, de muy complicado diagnóstico y para la cual no existe curación. El caso más conocido socialmente es el del conocido astrofísico STEPHEN HAWKING, mundialmente por sus libros “Breve Historia del Universo” y “El Universo en una Cáscara de Nuez.” Un caso raro de esta enfermedad, ya que casi nadie suele vivir tanto tiempo con este mal, aunque como nos comentaron ayer nuestros visitantes “No hay dos casos iguales a lo que esta enfermedad se refiere”.


La actividad nos sirvió como experiencia, para compartir impresiones sobre nuestras discapacidades. Comprobando que tenemos las mismas dificultades en muchos casos, a



unque en otros nos diferenciamos. Tino y Tita, nombres de nuestros visitantes, nos contagiaron de unas enormes ganas por vivir, aprendiendo a afrontar la vida con optimismo y disfrutando de cada instante de nuestro tiempo como si fuese el último. “Nadie está exento de sufrir algo así”, o “mi cuerpo tiene ELA, yo no”, son frases que han dejado un gran recuerdo en nuestra memoria, y de las que creemos que podemos aprender mucho de cara al futuro.

Tino y Tita también se interesaron mucho por nosotros, visitaron nuestros talleres, estuvieron presentes en la sesión de Autogestores, compartieron menú y nos acompañaron a tomar un café.
En definitiva, creo que todos estamos deseando que se vuelva a repetir pronto otra experiencia así.

martes, 17 de noviembre de 2015

ERRANTES, EN EL MUSEO DE PONTEVEDRA



 Por

José Sergio González Rodríguez

Cuando hace casi una década conseguí publicar mi primer libro “La Vida es Bella”, pensaba que el oficio de escritor era un sueño totalmente inalcanzable, como lo era de igual modo, conseguir hacer cine. A día de hoy, cuatro libros y una película son el legado que a día de hoy, dejo al mundo. Mi último trabajo es el libro ERRANTES, que ha sido ilustrado por artista gráfico, Rafael Perdomo y que fue publicado el presente año por la editorial pontevedresa, El Taller del Poeta, de mi buen amigo y poeta Fernando Luís Pérez Poza, con la que llevo trabajando desde los inicios de mi humilde carrera artística.

La presentación de “Errantes”, tuvo lugar el pasado 17 de septiembre, en el salón de actos del SEXTO EDIFICIO DEL MUSEO DE PONTEVEDRA. El acto fue apadrinado por el escritor y guionista de comic, D. Rodrigo Cota, que nos cedió una parte de su valioso tiempo, para que este evento fuese posible. Cota, hizo de maestro de ceremonias, encarrilando al público con su peculiar sentido del humor, a la vez que realizó un análisis exhaustivo de la obra. Quiero reconocer, que su puesta en escena me dejó deslumbrado de principio a fin, algo que espero que le pasase a todo el público allí presente.


Errantes, es un cuento evolucionista. Una obra que narra la llegada de un grupo de homínidos a la Península Ibérica, y como su vida cambia cuando uno de sus compañeros sufre un grave accidente. Pasando de ser un gran cazador y un líder allá donde los haya, que se codea entre los mejores de su especie, a convertirse en una persona parcialmente dependiente, a cargar con una discapacidad que le acompañará el resto de sus días. Asumir su nuevo rol de vida, adaptarse o extinguirse son las son los serios retos a los cuales se va a tener que afrontar. El hecho de tener que buscar nuevos retos que den sentido a su existencia, encontrar ilusiones por las que merezca la pena seguir viviendo… Desde el punto de vista opuesto, tenemos a un grupo de seres salvajes, que no están acostumbrados a hacerse cargo de seres desvalidos, que tendrán que enfrentarse a esta situación por primera vez, ¿Cómo reaccionarían?, ¿contarían con la empatía suficiente como para cuidar los unos de los otros, o abandonarían a su amigo?, esta fue la pregunta que me llevó a escribir este cuento.


Por otro lado y casi de soslayo, nacido de la mera casualidad, pero que tiene mucho de actualidad, es el de la emigración, el paso de África a Europa, en busca de un futuro más prometedor. Algo, que tiene mucho que ver con una de las más duras realidades que afecta al mundo moderno. Hablo de todas esas personas que huyendo de las tiranías en sus respectivos países de origen, tratan de pasar a nuestro continente en busca de una vida mejor… Y por otro lado, nos sirve como reflejo de como la vida nos va desgastando poco a poco y como a medida que los años nos invaden, nos es más complicado integrarnos socialmente. Pretender dar a entender, que TODOS, y cada uno de nosotros, tenemos cualidades positivas que aportar al resto de los vivos, y que las mayores limitaciones, son las que provocamos con nuestra imaginación negativa.-Las mayores limitaciones me las pongo yo -. Sería la mejor definición de esta historia. Desde este punto de vista, la obra viene al mundo como una dura crítica al pensamiento eugenésico. Creemos que la raza perfecta no existe. O mejor dicho, sí existe, pues todas las razas son perfectas, todos debemos ser tratados con igualdad y dignidad. Porque si algo reina en esta vida, por encima de todas las demás cualidades, es la diversidad. Y el hecho de que no hay dos personas iguales:

“La sociedad perfecta es un falso mito, la diversidad, la única realidad”.



Debo reconocer que el día de la presentación tuvimos una gran acogida, sintiéndome muy arropado por la gran cantidad de público que asistió, con el que fue un enorme placer, poder compartir este momento tan importante en mi vida.  “Mientras firmaba ejemplares, me sentía el rey de la función”. Sentir que la creación de uno, cono todo el tiempo y esfuerzo que ha conllevado, es  bien acogida, es la mayor satisfacción que cualquier artista puede tener. Por ello quiero dar las gracias a todos los asistentes, pues su compañía en esta nueva aventura ha sido y siempre será muy importante para mí. Al fin y al cabo, como ya dije, cada libro es como un hijo y como tal siempre esperas lo mejor para él. Esperas que tenga un gran futuro, que sea querido, entendido, y sobre todo respetado. Incluso, aquellos que lo odien, por su manera de ser, espero que lo respeten, pues él no pretende ofender a los demás. Todo lo contrario, trata de abrir mentes. Evitar perjuicios y sobre todo, entretener al lector, intentando que pase el mejor rato posible, con su humilde lectura.

No quiero abandonar esta carta reflexiva sin dar las gracias al Museo de Pontevedra por brindarme la oportunidad de presentar este libro en su salón de actos, pues ha sido para mí, un sueño hecho realidad. Y como no, a todos los componentes de la asociación Amencer, a los medios de comunicación, familiares y amigos por haberme acompañado en este día tan especial para mí.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

ABORDANDO ELCANO POR UN DÍA




 Por
José Sergio González Rodríguez 

Subiendo al barco.
El pasado 15 de julio, durante ese mes caluroso en el que las actividades de los centros se vuelven más lúdicas, llenándose de excusiones, salidas por las cafeterías e incluso puede venir con el viaje anual metido en el lote, tuvimos la oportunidad de realizar una visita al barco-escuela Juan Sebastián ELCANO, que por esas fechas siempre atraca en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), justo un día antes de que su Majestad Felipe VI, hiciese la entrega de despachos a los nuevos graduados. Un acontecimiento, que todos los años suele acaparar las portadas de los periódicos.

Dominando el timón.

Fue la primera vez que visité las instalaciones de la Escuela Naval y mientras nos íbamos moviendo por el patio, hasta la zona del puerto, donde se encontraba la embarcación, no podía evitar fijarme en los oficiales y soldados que iban de aquí para allá y como se saludaban al modo militar cada vez que se cruzaban con un oficial. Había soldados desfilando, otros haciendo guardia, y un montón de visitantes que se iba colocando para observarlos. 

¿Decimos patata?

Pero, sin duda el mayor protagonista de la jornada era, Juan Sebastián ELCANO, que se mantenía atracado en puerto. Caminamos hasta allí, y a medida que nos acercábamos observamos a un grupo de oficiales que flanqueaban al buque. Al llegar a la embarcación nos dimos cuenta, de que no todos íbamos a poder subir a la nave. Solamente pudimos acceder a la embarcación aquellos que no necesitamos sillas de ruedas, pues el barco no cuenta con acceso adaptado para estos menesteres. (Supongo que en el ejército no trabajan personas con grandes limitaciones físicas).

Paseamos algo por cubierta, contemplando esa parte de la embarcación, allí había un timón, un mástil con la bandera patria, desde donde observamos el océano. Nos hicimos diversas fotos, tanto en el barco como en los diversos puntos del patio, que nos ayudarona mantener vivo el grato recuerdo de una de las visitas más emocionantes llevada a cabo en los últimos tiempos. Fue una pena que la visita al barco, no pudiese ser hasta las mismas entrañas, con la intención de conocer mejor todas las características de esta joya Naval Española.
ELCANO a nuestras espaldas


En cualquier caso, los compañeros que se quedaron en tierra, no se fueron de vacío, sino que recibieron una charla informativa sobre el barco, así como varios objetos a modo de recuerdo por la visita.  


EL INCREÍBLE PODER DE MI IMAGINACIÓN

Todo por la Patria

El día que me enteré de que iba a ver Elcano, mi alma taciturna dio un vuelco con la emoción, y ello no fue precisamente por mi sentido patriótico, sino por la extraña sensación de estar subiendo a una de esas naves marítimas, dignas de una película de aventuras perteneciente a la época dorada de Hollywood. Caminar por popa, observar el mar era como sentirse el Capitán Kid, al que daba vida Errol Flynn, o porque no un Marlon Brando a punto de ser testigo de una Rebelión a Bordo.  Por no hablar del mítico capitán Cook. El caso, es que por un tiempo, corto eso sí, me sentí como un lobo de mar. Una sensación muy agradable y mientras observaba a mis compañeros, a mi mente sólo le venía un pensamiento “¿Cuándo zarpamos, mi capitán?”
Hace mucho que el mar provoca en mí vida una enorme curiosidad, desde que hace años fui hasta las Cíes, siempre me imaginé embarcando. ¿Un crucero, tal vez?, puede que sea la experiencia que necesita mi vida, llevar por unos días la vida de camarote y observar los cetáceos en alta mar. Un atardecer entre olas saladas, debe ser uno de los espectáculos más bellos de la naturaleza. Surcar el horizonte, soñando con una sirena saludando desde el medio de las aguas u observar las aletas de tiburón girar en torno al barco. Visitar la sala de máquinas o vencer el vértigo, y ser capaz de observar la nada desde lo alto del mástil. Soy consciente de que se trata de un reto imposible en la realidad, pero desde estas líneas, no puedo evitar mandar un mensaje a las entidades pertinentes, el estudiar la viabilidad de vacaciones crucero para las personas con discapacidad. Una de esas embarcaciones Titánicas, con discotecas, piscinas… bellas ciudades flotantes, en las que pasar unas vacaciones de ensueño.
Mientras eso no ocurre, tendré que seguir soñando, cada vez que me suba a una de esas películas de piratas, motines y paraísos perdidos, salidos de la increíble magia del cine.