Siempre me sentí, como un libro que nadie quiere leer, con algunas páginas llenas de preguntas sin respuestas, varios párrafos inundados de lágrimas y algún capítulo de sueños rotos.
Pero también con hojas en blanco esperando a ser escritas. No sé si alguien se atreverá, por eso yo quiero escribir una de esas hojas con colores de un Arcoíris.
Página en blanco:
Dije que sí, ¿Por qué no? Lo peor que puede pasar es que duerma más tiempo.
Preparé mi pequeña maleta y me subí a la furgo, dejando las piedras de la mochila detrás de la puerta.
Camino al Troncoso, los gritos de alegría de mis compañeros eran el preludio de algo especial, y así comenzaron 7 días de gloria.
Lo primero que pensé cuando llegamos al hotel fue: te lo mereces Meis, disfrútalo, te lo debes. Y para confirmar ese pensamiento, cuando levanté la mirada y me encontré con un arcoíris que siempre me sonríe y me llena de paz, alegría y me saca una sonrisa.
Dije sí, y lo viví tanto, que esa sensación de felicidad me estremeció, era como ver otra persona, pero era yo. Mi propósito de facilitar el camino, a las cosas buenas tuvo una hermosa recompensa, risas, carcajadas, miradas de complicidad, bailes, canciones, abrazos, lágrimas de emoción. Dejándome llevar, aprovechando cada momento sin miedo, sin pensar agradeciendo cada segundo de felicidad.
Sentí que a pesar de que los caminos se separen, las personas que te quieren de verdad, nunca te sueltan de la mano. Compartir esos días con Jaime, fue cómo limpiar una estantería llena de libros y volver a leer ese libro que te remueve todo, ser escuchada sin decir una palabra, es un regalo y eso es Jaime para mí, un regalo de la vida. Hablo de Jaime porque es el que menos veo, pero todos me siguen empujando desde hace 23 años, por supuestísimo, incluyo a mis maravillosos compañeros que son una parte importante de mi vida. Este viaje, fue para mí, como una gran sacudida, un rescate después de varios golpes, una gran carga de baterías, porque cómo dicen mis Huesitos favoritos, siempre puede haber algo peor. También tuve la oportunidad, de traspasar la rutina y dar y recibir un abrazo de apoyo. Yo siempre digo, que tengo y quiero dar lo mejor de mí, pero ahora el motivo ha cambiado, aunque la decisión sea la misma, no pongo fecha, y el puente me ayudará a ver un poco más lejos. Se lo debo y me lo debo.
A mis 51 años, tengo más que claro, lo que es real y lo que no lo fue, y por suerte tener la capacidad, por decirlo de algún modo, de entregar y recibir amor sin pasar los límites del destino. Y aunque parezca una cursilada, a mí me basta con eso, y sé que nadie lo puede entender, mejor así, no necesito preguntas, ni respuestas.
En este viaje al Troncoso, me he sentido más viva que nunca, incluso más mujer y esto no lo digo por nada físico, sino por como cantan, Simon and Garfunkel los sonidos del silencio, que me abrazaron cada madrugada.
Supuestamente, esto tendría que ser la realidad de lo que fue el viaje al Troncoso 2023 para mí, pero como siempre me quedo muy corta, porque hay emociones, sensaciones y sentimientos, imposibles de describir. Y tampoco quiero desnudar esos sentimientos.
Para terminar, me quedo con una canción que cantamos la última noche, que se llama (ALGO CONTIGO) Y esa palabra que lo dice todo, pero en mi caso siempre se me queda muy corta. MIL GRACIAS.
PALABRA DE MEIS
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