martes, 10 de marzo de 2020

   
                                                                     por Rosa Meis

Hace algunas semanas en nuestro centro de Lourizán tuvimos una charla muy interesante,  sobre el testamento vital o también llamado IP (instrucciones previas). Este documento permite que una persona deje constancia escrita en relación a los tratamientos médicos a los que desea someterse, o no, en el momento en que no pueda expresar su voluntad, y la situación sea totalmente irreversible. También en caso de querer donar órganos, puede facilitar los trámites y no dejar esa responsabilidad a un familiar. El documento se puede modificar o anular, si la persona cambia de opinión.

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La charla estuvo a cargo de una persona muy próxima a nuestra Asociación Amencer Aspace, Agustina Portabales Pesqueira Trabajadora Social-Gerontóloga del Hospital Alvaro Cunqueiro de Vigo.

Generosidad, el testamento vital lo podemos considerar como un enorme acto de generosidad con la familia. Seguramente algunas personas no estén de acuerdo, con el derecho a decidir en determinadas circunstancias, bien por creencias religiosas o simplemente por amor. Por eso Agustina recalcó varias veces lo importante de poder decidir y expuso varios ejemplos en donde quedó muy claro lo difícil y duro que puede ser tomar decisiones sobre la vida de un ser querido.


Cosas importantes que tenemos que saber sobre el testamento vital: Lo primero que debemos hacer sobre este documento es informarnos bien, para evitar problemas en un futuro. Y posteriormente solicitarlo, ante un notario o en el registro de I.P de la Xunta de Galicia (previa cita) La persona que quiera o solicite este documento tiene que tener sus facultades mentales plenas, por lo tanto una persona con enfermedad mental o con demencia, no podría hacerlo. Tampoco una persona incapacitada judicialmente, ni su tutor/a por ser una decisión personal.
Por este mismo motivo el testamento vital es confidencial, solo lo puede ver el médico en el historial.


Y a modo de reflexión personal, pienso que esto entraría en los derechos llamados personalísimos,  que tenemos cada persona. A veces la vida se acaba en un segundo, sin poder decidir ni cuando, ni como pero si tenemos la oportunidad de expresar nuestro último deseo, quizás el cuándo y cómo sirva para algo.



Por último agradecer a Agustina Portabales Pesqueira por enseñarnos un camino alternativo.