Palabra de Meis
Cansada de arrastrar la
lucha diaria por los caminos alternativos que me impone mi situación y después
de pérdidas que me lastiman en lo más hondo de mi alma, a punto de cumplir 50
años, mi Parálisis Cerebral y yo nos negamos rotundamente a dar lástima. La
palabra pobrecita no va con nosotras. Siempre digo que a pesar de todo y de
tanto dolor, soy una persona con mucha suerte, sobre todo por las personas que
me rodean hasta el día de hoy. En mi camino, hubo y hay experiencias que me lo
demuestran.
Sé que hoy en día, el tema
de la pandemia es muy recurrente, pero me gustaría dar mi opinión como persona
con Discapacidad. Soy usuaria del Centro de Día Amencer-Aspace de Pontevedra
desde hace casi veinte años. Fue como volver a nacer. Vivo en Meis, y venir a
Pontevedra todos los días y poder ser un poco más independiente, mejoró mi
calidad de vida.
Hace ya un año que nos
confinaron. Fueron cuatro meses muy duros para todos, esperando ese momento de
volver a salir, de volver a vernos físicamente, días y horas interminables
viviendo una película de ciencia ficción, pero real, atrapados en nuestras
casas, con miedo por las personas que queremos. Lágrimas que se escapaban
frente a la pantalla con cada nueva cifra, con el pecho reventado por el dolor
y la impotencia, y unas inmensas ganas de ver a un hermano, a un hijo, a un padre,
a un abuelo. ¡Cómo se echa de menos ese abrazo de consuelo! Y más si sabes que
no volverá. Por eso, un año después no se puede entender tanta
irresponsabilidad. Y sí, me atrevo a ser crítica, y lo hago por los miles de
personas que se fueron solas, sin poder despedirse. También por las que nos
quedamos aquí, llorando por lo mismo. Una tristeza infinita que solo quien lo
ha pasado conoce. Todos cumplimos las normas, pero ya pasamos la tercera ola, y
las que vendrán. Y entre ola y ola, todos vamos perdiendo.
Al mismo tiempo que todo
el país salía a dar el más que merecido aplauso a nuestros héroes, mis
compañeros y yo, siempre protegidos por nuestras familias, por supuesto, también
recibíamos una gran labor profesional y personal en forma de apoyo, cariño y
actividades del equipo de profesionales de Amencer; la capacidad de entrega de
estar sin estar, es difícil de explicarlo con palabras y no ponerse en un caso
personal. La palabra “gracias”, se volvió silencio, y solo nos quedamos con las
miradas para mostrar los sentimientos.
Quiero aprovechar esta
gran oportunidad que me han dado, y, siendo fiel a mi carácter, lanzar una reflexión
muy directa. Somos un colectivo de altísimo riesgo, que acudimos a nuestros
Centros de Día muchos de nosotros con problemas respiratorios. Mantenemos todas
las medidas de seguridad, y, aun así, no estamos exentos de un posible
contagio, con lo que eso conlleva. Porque también tenemos vida fuera de los
Centros, familias con las que convivimos o transportes, cuidadores, etc.
Por ello, considero
necesaria la vacunación de todas las personas cuyo colectivo sea considerado de
alto riesgo, independientemente del grado de situación de dependencia en que
nos encontremos.
Para terminar, hace unos
días me preguntaron: - ¿Cuál es tu sueño, Rosa? Yo contesté: escribir un libro.
Pero hoy parte de ese sueño se está cumpliendo, porque escribir un pequeño
artículo para un periódico… ¡es un gran regalo!
Todos tenemos derecho a
cumplir nuestros sueños. ¡Las personas con Parálisis Cerebral también!
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