Como
cada 31 de diciembre, haga calor, frío o caigan chuzos los más locos/as de
Amencer y Rodando, nos lanzamos a las calles de Pontevedra, para correr la San
Silvestre, bueno, nosotros y 5.412 personas más. Es la última cita del año que nadie
se quiere perder, el último esprín con la esperanza de que el nuevo año, sea
mejor.
Este
año por motivos eventuales el recorrido fue más corto y por distintas calles,
saliendo de la Avenida Bos Aires, a la altura del Puente del Burgo y recorrimos
3,5 kilómetros más o menos hasta llegada habitual delante de la Diputación.
Pero
lo que no cambió, fueron los gritos de
ánimo, los ¡vamos chicos! Los aplausos de apoyo en cada calle, terraza, incluso
en pleno embotellamiento en los callejones estrechos. Todo esto forma la
melodía perfecta, para acompañar esos kilómetros de emoción, la emoción de
poder compartir un año más, momentos irrepetibles.
Personalmente,
pienso que ese es el mejor premio, que nadie corre la san silvestre para ganar.
Para nosotros, el premio es llegar todos juntos y vernos las caras de
satisfacción y por supuesto el abrazo
final que te llena de energía.
Aunque
este año, hay que destacar un premio especial para nuestro querido director David
y la señora Gerente Mónica Touriño,
empujar la silla eléctrica de mi compañero Robert, la mayor ovación para ellos
por su gran ejemplo, je, je.
Por
último pero no menos importante, la gran entrada de mi compañera Cane y su
hermana Susana, después de reponer fuerzas en
una cafetería cercana. También quiero destacar y agradecerle a mi Compi
Sergio que me acompañara los últimos metros.
Como
siempre, termino dando mil gracias a todos, mi familia Amencer y a Rodando por
la ilusión, esfuerzo, momentos y cariño que nos regalan, sobre todo por darnos
VIDA.
PALABRA
DE MEIS.
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