Por Ramallo Meis
Todas las personas somos iguales ante la ley. Esto
tendría que ser una realidad, pero no es del todo cierto. Hasta hace no mucho
tiempo algunas personas con discapacidad no teníamos derecho al voto, por poner un ejemplo algo reciente, éramos
invisibles, y sobre todo estábamos sobreprotegidos por nuestras familias bajo
las capas del amor, lo cual no nos ayudó en nada a evolucionar, como personas, y
a muchos de nosotros nos costó salir y enfrentarnos a nuestros miedos e
inseguridades, pero poco a poco, hemos conseguido avanzar.
Nuestro deseo, nuestro esfuerzo, nuestra lucha por formar parte de la sociedad, está dando resultados, prueba de ello es la transformación y visualización de algunos derechos que no teníamos. El cambio más importante fue la ley sobre las medidas de apoyo para el ejercicio de derechos. Esta norma acabó con la incapacitación judicial, de tal manera que todas las personas con Parálisis Cerebral sujetas a medidas de apoyo pueden tomar decisiones en función de sus capacidades, incluidas aquellas con grandes necesidades de apoyo, quienes decidirán todo lo relativo a su día a día.
Durante años nosotros hemos tirado mucho del carro y
vamos a seguir haciéndolo, pero también tenemos la gran suerte de ver como las
personas están cambiando, nos abren los brazos, nos miran de frente y se
involucran acompañándonos hacia una sociedad más inclusiva.
Esto tiene que seguir avanzando, no podemos parar,
somos el eje principal de la transformación, en este caso la de los derechos. Y
para eso personalmente pienso que es muy importante la formación y el
conocimiento, como escuché una vez en un congreso, no podemos pedir lo que
desconocemos. Conocer nuestros derechos es el primer paso, tanto nosotros las
personas con discapacidad, como la sociedad en general.
Todas las personas, solo por el hecho de ser
personas tenemos nuestros derechos, y
estos son los mismos para todos, con independencia de nuestra condición.
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