martes, 27 de julio de 2021

DÓNDE ESTARÁ MI SILLA

Por Rosa Meis


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Hace unos 5 o 6 años que tengo la suerte de asistir a los congresos o jornadas de Parálisis Cerebral y me encanta, la verdad lo echo de menos. Gracias a eso también tuve mi primera experiencia de viajar en avión.

En el 2017 fui seleccionada para dar una ponencia sobre la edad adulta, modestia aparte estuve todo el mes de Agosto escribiendo la ponencia y dicho sea de paso, me siento orgullosa del resultado, no tanto de como la leí pero a pesar de eso fue un gran orgullo representar a mis compañeros.

Y llegó el día, el 13 de Octubre me levanté a las 6 de la mañana porque a las 7 tenía que estar en Pontevedra me esperaba Rosa Domínguez mi monitora y acompañante de aventuras en Madrid. Nos fuimos al aeropuerto de Vigo y empieza la aventura, nunca mejor dicho. En cuanto vieron la silla eléctrica parece que ven una bomba y dan vueltas alrededor y haciendo mil preguntas. ¿Esto se puede desmontar, y las baterías cuánto pesan? Tenemos que llevar un papel para mostrar que las baterías son de gel y todo eso, después de facturar me pasan a una silla manual y puffff! Sé que me repito mucho pero no puedo explicarlo de otra manera tengo la suerte de tener a mi lado personas que valen para todo.

Digo esto porque en todos los viajes que me acompañó Rosa, tuvo que sacar y poner tornillos, tuercas etc, gracias a eso mi silla vuelve conmigo entera. Nos dijeron que para pasar por el arco de seguridad, tenían que subir la silla a la cinta transportadora, nosotras nos quedamos mirando pensando si era una broma pero no, era en serio. No sabían lo que pesaba, llegaron tres personas para subirla  le costó trabajo porque no recuerdo ahora pero creo que mi silla pesa más de cien kilos, después el respaldo de la silla no cogía por el arco de seguridad  casi se lo cargan había que bajarlo y una vez más Rosa subió a la cinta y como pudo lo desmontó.

A todo esto hay una cosa importante, como las sillas van en la bodega y las maltratan mucho, los mandos están mejor en nuestros bolsos o mochilas es lo primero que hacemos sacar el mando, tenemos que estar muy pendientes. Poca gente sabe lo importante que es la silla de ruedas para nosotros, sobre todo las eléctricas, no es una maleta. Me parece justo decir que el trato del personal de ayuda, conmigo fue genial, y hablo del aeropuerto de Vigo.   

Una hora de vuelo y llegamos a Barajas no recuerdo bien pero más o menos a la una. Me imagino que ya sabéis, te sacan del avión y esperas a que me traigan tu silla en una manual, no quiero olvidarme de recordar que una persona con discapacidad es la primera en subir, y la última en bajar. Cogimos las maletas y preguntamos por la silla nos dijeron que aún estaba en la bodega, bueno pensamos que llegábamos a tiempo para comer y estar a tiempo en la reunión que era a las seis de la tarde, a las tres y media empezamos a pensar que le pasara algo a la silla porque no la traían, preguntamos otra vez, nos dicen que viene en camino que ya está en pista, nos parece increíble, ya comimos algo allí para no perder tiempo. Las cinco de la tarde y mi silla no aparece, esto ya es demasiado el chico que me sacó del avión terminó su turno y vino otro para acompañarnos. Ya no sabíamos a quién llamar, yo ya no podía más porque la silla manual era muy grande para mí y no llegaba a los reposapiés.

Tuvimos que llamar a la persona responsable de la reunión y contarle lo que pasaba el motivo porque llegaríamos tarde a la reunión. Las seis de la tarde ya desesperadas vimos a lo lejos una persona que venía lentamente con tranquilidad con un carro de maletas y mi silla encima, las dos nos miramos, ya sin palabras. El chico pretendía bajar la silla del carro él solo, ahí ya nos reímos porque era de risa la verdad, cuando vio que eso no podía ser, otra vez a esperar para que vinieran a ayudarle a bajarla. Después de bajarla, Rosa tenía que volver a colocar el respaldo, el mando, cambiarme a mí de silla, llamar a un taxi y desplazarnos al Hotel. Llegué a la reunión casi una hora tarde.

Bueno, y como veo que esto se alarga mucho, simplemente comentar que al año siguiente, en el 2018, nos pasó exactamente lo mismo, pero en esta ocasión mejoraron sus tiempos y sólo me hicieron perder dos horas y media del mío. Por supuesto,  tampoco llegué a la presentación de la guía de Ciudadanía Activa.

Quedan muchos detalles en el aire, que para nosotros no son normales pero para el resto de la sociedad pasan desapercibidos, hasta que les toca a ellos.

 

                                               Rosa Mª Blanco Ramallo

 

 

 

 

    

 

 

  

 

 

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