martes, 29 de diciembre de 2020

CHARLA A LOS FUTUROS CUIDADORES

 



Por

José Sergio González Rodríguez.

 

Estamos terminando 2020, un año que muchos, sino casi todos estamos deseando que pase al olvido. Por desgracia no va a ser una tarea sencilla, pues el Coronavirus se he encargado de amargarnos, condicionarnos y en muchos casos, terminar con la vida de muchos de nuestros conocidos y allegados, hasta el punto de convertirse en nuestro mayor enemigo social durante los últimos meses. El Covid-19 nos ha ido manipulando, utilizándonos como juguetes destinados a saciar su ego caprichoso. Nos ha sometido de forma fetichista, obligándonos perversamente a usar mascarillas, nos ha confinado durante meses, nos obliga a ser dependientes del gel hidroalcohólico, como una droga que nos debe acompañar siempre, creando una barrera protectora entre el enemigo y nuestra piel.

El Coronavirus asesino también nos ha condicionado a la hora de comunicarnos con los demás, obligándonos a usar las Redes Sociales hasta el punto de colapsar nuestras neuronas, mientras notábamos como la soledad nos iba acechando día a día, como un asesino en la oscuridad. Nuestros móviles se llenaron de mensajes de ánimo, chistes, aprendimos a tener que llenar nuestro tiempo con nuevas rutinas, aficiones y de paso, también nos enseñó a conocernos mejor a nosotros mismos mientras nos reinventábamos en busca de la ilusión perdida.  Pero creo, que también nos sirvió para conocer toda la fuerza y las ganas de superación que albergamos en nuestro interior, a reinventarnos y usar la dificultad como excusa para superarnos a nosotros mismo, comprobando así todo el valor que albergan nuestras personalidades.

El mundo laboral también ha cambiado, en lo últimos tiempos todos los trabajos que lo permiten han empezado a realizarse desde casa, telemáticamente o por videoconferencia. Lo usuarios ASPACE, no hemo sido la excepción y durante meses no pudimos acudir a nuestros colegios, centros de trabajo, rehabilitación, etc. En la actualidad sí podemos hacerlo, pero siempre bajo fuertes medidas de seguridad, manteniendo la distancia con los demás compañeros, tomando todas las medidas de prevención posibles, adaptando talleres, comedores y muchas cosas más, pero sobre todo adaptándonos nosotros mismos a esta nueva realidad, poco a poco, con dolor, pero también con firmeza.

Una de las actividades que en los últimos tiempos llevábamos realizando desde hace algún tiempo por medio del Grupo de Autogestores, es dar charlas a diversos colectivos (colegios, cursos de trabajadores o futuros cuidadores), acerca de cómo es nuestra realidad, como vivimos día a día nuestras rutinas mientras lidiamos con la realidad que nos rodea. Mediante pequeñas charlas tratamos de hacerles ver que detrás de cada usuario o persona dependiente … hay un ser humano con derechos, que piensa, que siente y decide… que deseamos ser tratados según nuestra edad. “Trátame igual que te guste que lo hagan contigo, no soy tú, pero soy como tú”, y nos unen los deseos, los miedos, los gustos y las ganas de vivir.

En este caso la charla se realizó a través de videoconferencia y los destinatarios fueron un “Obradoiro de Cuidadores” que se realizó en el área de A Lama (Pontevedra). La charla fue bien, todos disfrutamos de este tiempo compartido, pero la comunicación por videoconferencia siempre es fría, desnuda de calor humano y mucho sentido del humor y mucha atención mientras nos peleábamos con los sistemas informáticos, sonidos y demás, debido a la mala velocidad de la Red, o mala conexión, equipos desfasados o sabe el destino que más adversidades. De todos modos, creo que al final la actividad gustó, que aprendimos un poco más los unos con los otros mientras todos echábamos de menos un contacto de nuestros alientos. Por nuestra parte, siempre estamos dispuestos a acercarnos a los demás, a interactuar con ellos siempre que nos surge la oportunidad mientras trabajamos como un mundo más solidario y justo donde todos tengamos nuestro lugar. Yo no soy solo una persona con parálisis cerebral, ni un anciano, tú no eres sólo un trabajador, ni blanco o negro, gay o heterosexual, yo soy Sergio, o Rosa, y tú puedes ser Juan, María… lo demás son cualidades que nos diferencian a los unos de los otros, mientras que otras, como el hecho de pertenecer al género humano, nos une a todos en el mismo bol.  “Dirígete a mí, cuando necesites saber alguna cosa que me concierne” “Pregúntame”, “Infórmate”, “Conóceme” y permite que sea yo quien me dirija a ti de la misma manera. Esa es la mejor manera de integrarnos todos, de conocernos y caminar juntos hacia un mundo más justo y feliz.

¡Ojalá!... como dice la canción de Silvio Rodríguez, llegue un día donde este tipo de charlas ya no sean necesarios, donde todos los seres humanos gocemos de los mismos derechos y libertades, ese día en el que los estereotipos sean borrados de la faz de la tierra y la integración plena de todas las personas ya no sea una meta a conquistar, pero mientras ese momento no llegue, mientras algún colectivo con o sin una discapacidad motora, se encuentre luchando por su integración, nosotros siempre estaremos ahí para apoyarlos, para tratar de dar pautas que mejoren la calidad de vida, también la nuestra, porque todos tenemos derecho a gozar de la DIGNIDAD como ser humanos que somos.     

 

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