Por Sergio González y Rosa Meis
¡Será
maravilloso!!!!!! Viajar hasta el Troncoso!!!!! Sin necesidad de coger el barco
o el avión!! Con las furgonetas de Amencer mola un montón
La vuelta al mundo laboral tras las
vacaciones llega a suponer un pequeño y temporal trauma para algunas personas;
los madrugones, la rutina, los reencuentros… Los usuarios del centro de adultos
de Amencer-Aspace, decidimos que este año íbamos a hacer algo distinto, trasladando
nuestro viaje anual justo para después de las vacaciones veraniegas.
El destino fue, como viene siendo
habitual desde hace algunos años, el pueblo costero de Sanxenxo, donde volvimos
a ser inquilinos por siete días del Hotel Troncoso. Allí, una vez más, fuimos
recibidos con los brazos abiertos por todo el personal del hotel.
La semana del viaje no destacó por las
altas temperaturas, de forma que las sesiones de piscina fueron muy escasas, pero
en su lugar nos valimos de una serie de actividades alternativas. Entre las
actividades que se realizaron, cabe destacar las salidas realizadas por los
paseos y terrazas de los pueblos de la
zona (Sanxenxo y Portonovo) con sus mercadillos que hicieron las delicias de
algunos de mis compañeros. Así como apasionantes partillas de billar, siempre
cargadas de piques y emoción, de futbolín, cartas o bingo. Siempre acompañadas,
eso sí, de refrescos, galletas y demás virtudes. ¿Cuántos años hacía que no
saboreaba un gustoso sándwich de Nutela que me hicieron viajar a los tiempos en
los que los niños teníamos juguetes en lugar de consolas y los teléfonos
móviles no eran más que un sueño de algún loco visionario? Fue un viaje donde
todos practicamos deporte de sofá, mientras veíamos los partidos de la
Selección Española de Baloncesto, o los partidos de Balompié de Liga o
Champións.
Otra de las actividades estrella, fue
la “Noite de Meigas” que nos brindó el hotel una de esas noches mágicas, en la
que compartimos bebida y queimada con otros grupos viajeros que también pasaban
allí sus vacaciones. Creo que fue la noche más divertida, con animadoras
incluidas, una de ellas vestida como una bruja o meiga, que nos entretuvieron
con su hermoso y terrorífico espectáculo. A continuación una sesión de música
con temas de la tierra, algún que otro baile de salón, que terminó de fusionar a
ambos grupos en lo que terminó siendo una agradable velada.
Por último la otra estrella del viaje,
la comida. El bufé libre que consiguió que por el plazo de una semana, todos
pusiésemos a prueba nuestros estómagos. “Pude comprobar que el de un servidor
sigue estando a prueba bombas”, lo que consiguió que muchos de nosotros
volviésemos de estas vacaciones con unos kilos más de los que teníamos cuando
las iniciamos.
En fin, otras vacaciones que ya forman
parte de la biografía del Centro de Día, Amencer-Aspace y que nos sirvieron
para recargar pilas, volver a la rutina con ganas e ilusión suficiente para
intentar a modo de “todos para uno y uno para todos” los nuevos retos a los que
tengamos que hacer frente durante los próximos meses.
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