El 5 de Diciembre es el día del voluntariado, yo siempre digo que ser voluntario/a es el regalo más hermoso del mundo, regalar tu tiempo, acompañar, cuidar, escuchar o simplemente estar en silencio, es lo mejor de un ser humano. En Amencer-Aspace nos ha caído un Ángel llamado Gabriel, cada momento con él, es un regalo, por su empatía, respeto y cariño, a parte de mil cosas más. Yo pienso que es un Ángel disfrazado de humano. Le pedí que escribiera un pequeño artículo para este día, y aquí tenemos una muestra de su gran corazón.
GABRIEL BRAVO
En el verano
del 2023, recién jubilado como docente después de 40 años de profesión, me
planteé en como ocupar parte de mi tiempo libre buscando algún tipo de
voluntariado en mi ciudad.
Entré en
Internet y estuve durante un par de horas informándome de distintas
asociaciones y entidades que iban apareciendo en mi búsqueda hasta que una me
llamó especialmente la atención. Se llamaba Amencer y se dedicaba a la atención
de personas con parálisis cerebral. Leí con detenimiento la labor que en estos
centros se desempeñaba y me encontré en que había un sitio para el
voluntariado. También me gustó una actividad que hacían con bicicletas
adaptadas en un programa llamado Rodando. Pensé que ese podía ser el sitio que
buscaba.
Tuve una
primera entrevista con Mónica, la gerente de la entidad y la verdad es que me
quedé enganchado de todo lo que me contó. Después de algunas entrevistas con
Susana, la psicóloga en el Centro de Día de Campolongo, formalicé mi estatus
como voluntario.
Susana me
citó un día para que fuese conociendo a las chicas y chicos del centro. Cuando
llegué estaban todos en semicírculo siguiendo a través de la pantalla del
televisor un congreso sobre parálisis cerebral que se estaba desarrollando en
otra provincia. En el descanso, Susana me dijo que yo mismo me presentara. La
verdad es que estaba un tanto impresionado, pues nunca había estado con tantas
personas en silla de ruedas frente a mí. Recuerdo que les dije: “Bueno, me
llamo Gabriel y vengo a traeros amistad, cariño y alegría”. Tengo que reconocer
que sentí el buen acogimiento de una
forma especial, difícil de describir.
En ese
descanso tomaban un café en el comedor, y me fui con ellos para ir
conociéndoles. Recueros que dos de los chicos (me enteré más tarde que se
llamaban Diego y Suso) se pusieron a mi lado. Uno, de pie trataba de
comunicarme algo a través de sus manos. Otro, en silla de ruedas me hizo un
gesto para que acercara mi mano. Yo se la extendí, y ante mi sorpresa me la
cogió y… me la besó. Ese gesto me emocionó mucho. ¿En qué empresa, entidad o
asociación, te besan la mano nada más conocerte? Pues… en ninguna. Fue un
pequeño gesto de una grandeza sin igual. Cuando en tertulias con amigos hablo
de mi voluntariado en Amencer, siempre cuento esta anécdota y me emociono.
Con el paso
del tiempo he ido conociendo a cada uno de los chicos y chicas cada vez mejor,
su personalidad, su carácter, sus aficiones, etc. Procuro compartir estas
últimas con ellos de vez en cuando, pues yo en el fondo soy un todoterreno y me
gusta desde Juan Pardo, ídolo de Jose, hasta Bruce Springsteen, del que Meis es
su principal fan. Con Rober hablo mucho de fútbol. Él es del Barsa y yo del
Madrid, por lo que en ocasiones nos tiramos alguna que otra picadita. Con Nere,
la más joven del centro y con una sonrisa maravillosa, represento en un pequeño
teatrillo que le he hecho, historias con las que nos reímos diciendo gansadas.
Trato de interactuar con todos y todas tratando de sacar una sonrisa. En
ocasiones les acompaño en los talleres donde elaboran productos, pintan sobre
un lienzo, hacen tareas en el ordenador, etc.
A veces ayudo en el comedor y en el cepillado de dientes después del
mismo. También les acompaño en las distintas visitas culturales que se
programan a lo largo del año. Hace unos días con mi hijo Gabi que es músico,
tuvimos un pequeño concierto sorpresa con motivo del cumple de Meis.
Tengo que reconocer que yo les doy algo de mí, pero lo que recibo de cada uno de ellos es mucho más y por ello me siento un privilegiado. De todos aprendo. Cada uno tiene sus talentos pues la parálisis cerebral ha afectado en distinto grado en cada uno. Algunos escriben libros como Sergio, otros manejan programas informáticos como Julio, algunos son ponentes en conferencias y congresos como Meis, Rober o Mayca, defendiendo y dando visibilidad a derechos de las personas con discapacidad , otros son unos manitas como Miguel o Fran, Cane maneja los colores como nadie, Mari es una campeona con las matemáticas, Jose maneja el word y en el anota las recetas que se usan en la actividad de cocina y otros/as utilizan el comunicador digital cada vez mejor para expresar sus emociones y comunicarse como Diego, Nere, Esteban o Mario.
En todos y
todas hay grandes dosis de nobleza, bondad, generosidad, cariño, afán de
superación y una lucha ejemplar en el día a día, a pesar de llevar una mochila
nada nada fácil.
Yo repito,
me siento un afortunado de poder compartir con ellos esos ratos en el centro,
pues son sin duda, las personas de más talla humana de la sociedad
pontevedresa. Los profesionales que les atienden también han sido de gran ayuda
para mí por su profesionalidad, buen hacer y cariño.
Cuando mi
hija mayor María en el año 2006, también con otro tipo discapacidad, se fue al
Cielo, a pesar del dolor que me produjo, di gracias a Dios por los 14
maravillosos años que viví junto a ella. Ahora también agradezco en el último
tercio de mi vida el haber encontrado estos amigos/as que tanto me aportan y de
los que aprendo cada día.
Gabriel,
voluntario del Centro de Día de Amencer.




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