domingo, 14 de diciembre de 2025

Mi voluntariado en Amencer


El 5 de Diciembre es el día del voluntariado, yo siempre digo que ser voluntario/a es el regalo más hermoso del mundo, regalar tu tiempo, acompañar, cuidar, escuchar o simplemente estar en silencio, es lo mejor de un ser humano. En Amencer-Aspace nos ha caído un Ángel llamado Gabriel, cada momento  con él, es un regalo, por su empatía, respeto y cariño, a parte de mil cosas más. Yo pienso que es un Ángel disfrazado de humano. Le pedí que escribiera un pequeño artículo para este día, y aquí tenemos una muestra de su gran corazón.

GABRIEL BRAVO

En el verano del 2023, recién jubilado como docente después de 40 años de profesión, me planteé en como ocupar parte de mi tiempo libre buscando algún tipo de voluntariado en mi ciudad.

Entré en Internet y estuve durante un par de horas informándome de distintas asociaciones y entidades que iban apareciendo en mi búsqueda hasta que una me llamó especialmente la atención. Se llamaba Amencer y se dedicaba a la atención de personas con parálisis cerebral. Leí con detenimiento la labor que en estos centros se desempeñaba y me encontré en que había un sitio para el voluntariado. También me gustó una actividad que hacían con bicicletas adaptadas en un programa llamado Rodando. Pensé que ese podía ser el sitio que buscaba.

Tuve una primera entrevista con Mónica, la gerente de la entidad y la verdad es que me quedé enganchado de todo lo que me contó. Después de algunas entrevistas con Susana, la psicóloga en el Centro de Día de Campolongo, formalicé mi estatus como voluntario.

Susana me citó un día para que fuese conociendo a las chicas y chicos del centro. Cuando llegué estaban todos en semicírculo siguiendo a través de la pantalla del televisor un congreso sobre parálisis cerebral que se estaba desarrollando en otra provincia. En el descanso, Susana me dijo que yo mismo me presentara. La verdad es que estaba un tanto impresionado, pues nunca había estado con tantas personas en silla de ruedas frente a mí. Recuerdo que les dije: “Bueno, me llamo Gabriel y vengo a traeros amistad, cariño y alegría”. Tengo que reconocer que sentí el buen acogimiento  de una forma especial, difícil de describir.

En ese descanso tomaban un café en el comedor, y me fui con ellos para ir conociéndoles. Recueros que dos de los chicos (me enteré más tarde que se llamaban Diego y Suso) se pusieron a mi lado. Uno, de pie trataba de comunicarme algo a través de sus manos. Otro, en silla de ruedas me hizo un gesto para que acercara mi mano. Yo se la extendí, y ante mi sorpresa me la cogió y… me la besó. Ese gesto me emocionó mucho. ¿En qué empresa, entidad o asociación, te besan la mano nada más conocerte? Pues… en ninguna. Fue un pequeño gesto de una grandeza sin igual. Cuando en tertulias con amigos hablo de mi voluntariado en Amencer, siempre cuento esta anécdota y me emociono.


Con el paso del tiempo he ido conociendo a cada uno de los chicos y chicas cada vez mejor, su personalidad, su carácter, sus aficiones, etc. Procuro compartir estas últimas con ellos de vez en cuando, pues yo en el fondo soy un todoterreno y me gusta desde Juan Pardo, ídolo de Jose, hasta Bruce Springsteen, del que Meis es su principal fan. Con Rober hablo mucho de fútbol. Él es del Barsa y yo del Madrid, por lo que en ocasiones nos tiramos alguna que otra picadita. Con Nere, la más joven del centro y con una sonrisa maravillosa, represento en un pequeño teatrillo que le he hecho, historias con las que nos reímos diciendo gansadas. Trato de interactuar con todos y todas tratando de sacar una sonrisa. En ocasiones les acompaño en los talleres donde elaboran productos, pintan sobre un lienzo, hacen tareas en el ordenador, etc.  A veces ayudo en el comedor y en el cepillado de dientes después del mismo. También les acompaño en las distintas visitas culturales que se programan a lo largo del año. Hace unos días con mi hijo Gabi que es músico, tuvimos un pequeño concierto sorpresa con motivo del cumple de Meis.

Tengo que reconocer que yo les doy algo de mí, pero lo que recibo de cada uno de ellos es mucho más y por ello me siento un privilegiado. De todos aprendo. Cada uno tiene sus talentos pues la parálisis cerebral ha afectado en distinto grado en cada uno. Algunos escriben libros como Sergio, otros manejan programas informáticos como Julio, algunos son ponentes en conferencias y congresos como Meis, Rober o Mayca, defendiendo y dando visibilidad a derechos de las personas con discapacidad , otros son unos manitas como Miguel o Fran, Cane maneja los colores como nadie, Mari es una campeona con las matemáticas, Jose maneja el word y en el anota las recetas que se usan en la actividad de cocina y otros/as utilizan el comunicador digital cada vez mejor para expresar sus emociones y comunicarse como Diego, Nere, Esteban o Mario.

En todos y todas hay grandes dosis de nobleza, bondad, generosidad, cariño, afán de superación y una lucha ejemplar en el día a día, a pesar de llevar una mochila nada nada fácil.

Yo repito, me siento un afortunado de poder compartir con ellos esos ratos en el centro, pues son sin duda, las personas de más talla humana de la sociedad pontevedresa. Los profesionales que les atienden también han sido de gran ayuda para mí por su profesionalidad, buen hacer y cariño.

Cuando mi hija mayor María en el año 2006, también con otro tipo discapacidad, se fue al Cielo, a pesar del dolor que me produjo, di gracias a Dios por los 14 maravillosos años que viví junto a ella. Ahora también agradezco en el último tercio de mi vida el haber encontrado estos amigos/as que tanto me aportan y de los que aprendo cada día.

Gabriel, voluntario del Centro de Día de Amencer.